jueves, 9 de abril de 2020






CICLO VITAL DE UNA SONRISA

Nace, tímida, entre los chorretes que  el helado de chocolate ha dejado alrededor de su boca, cuando Elena acepta el reto, y comienza a bajar con la bici por la rampa del garaje. Crece deprisa, apuntalada en el recuerdo de lo que le dijo su madre cuando él se cayó  de la suya el domingo:
-No te preocupes Quique, tus paletos de leche no son como los de tu hermana, pronto te saldrán los definitivos.
 Alcanza su esplendor, luciendo su imponente mella, al comprobar que la niña, además de los dientes, pierde  la piel de las rodillas, la de los codos,  las gafas, y un montón de lágrimas.
Cuando el padre descubre  el contenido, íntegro, de la caja de tornillos que creía perdida, diseminado a lo largo de la pendiente que conduce al garaje, la sonrisa se extingue de la cara del pequeño, que encamina sus pasos al refugio habilitado para estos casos bajo las faldas de la mesa camilla del cuarto de costura.


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